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El Viejo Pancho

Algunos poemas familiares y raciales de "El Viejo Pancho"

Texto de Xulio Xiz / Supervisión de Gustavo San Román

EN LA LLEGADA A UN MUNDO NUEVO
(DATADO EN EL TALA EL 10 DE JUNIO DE 1878)

¡Ay!

Con ruda saña mi cruel estrella
sacome un día del paterno hogar.
Y en mi camino, ¡oh Dios!, quedó la huella
del llanto que vertía yo al pasar;
ciego seguí do me guiaba ella
sin saber otro mundo que tomar,
y un día a la hora en que la luz desmaya,
me encontré solo en estrangera playa.
Solo, sí, solo, sin que un ser humano
enjugase las lágrimas ardientes
que quemaban mi faz, sin que una mano
estrechase la mía; sin parientes,
sin nadie que dijese al pobre hispano
- que mezclando palabras incoherentes
evocaba a su patria – ven, no llores
que aquí también hay paz, dicha y amores.
...


A LOLA RICETTO, SU NOVIA

Siendo aún novios, el escritor le hizo un poema a Lola, Dolores Ricetto, con la que se casaría, que fue donado en 2007 por su nieto Francisco Trelles, a la uruguaya y vecina de Ribadeo, Lucía Cristina Gutiérrez Morales. Está datado en Tala el 29 de abril de 1880, siendo toda una poética declaración de amor:

Pensando en ti, Lola

Cuando tiende la noche su manto
Y natura a sus sombras se acoge,
Presuroso, buscando mi lecho
Me aduermo y pronuncio 
Tu cándido nombre;
Y en tanto susurran
Las fuentes y el bosque,
Y abriendo sus hojas
Las cándidas flores
El aire embalsaman
Con dulces olores,
Yo, soñando contigo, te cuento
Con dulces palabras mis tiernos amores
    
Cuando el tinte primero del alba
Tras las cumbres altivas asoma,
y en el valle a su amado inocente
Dulcísima arrulla la blanca paloma;
Yo abriendo los ojos 
Aun miro tu boca
Que amante sonríe
que tierna me nombra…
Cual nido do duerme
Feliz mariposa
Como fresco encarnado capullo
De pura, fragante, balsámica rosa.
Y entre tanto que Febo recorre
En su carro de fuego la esfera,
Y sus rayos ardientes inundan
Los valles, los ríos, los montes y selvas;
El alma que te ama
Doquier te recuerda,
Te miro a la tarde
Que estás en la puerta,
Y cuando la noche 
Me impide te vea
Otra vez en mi lecho querido
El alma a do moras se marcha y me deja.

 

AMOR DE HERMANO

A su hermana Carmen le mandó, el 24 de julio de 1881 una postal con este poema:

A mi hermana Carmen

Lleva este, Carmen querida,
El pedazo de mi alma
En donde tu amor anida
Do tu imagen escondida
Da a mi ser ventura y calma
    
A tu cariño sincero
Recomiendo su acojida,    
Advirtiéndote primero
que es, tal vez, el mensagero    
De mi próxima partida.
    
Aunque impasible le veas
A tus caricias amantes
No en ello olvido preveas
Ni que ya no te amo creas
Que hoy te amo cual te amé antes.

 

NACE PARA EL GRAN PÚBLICO EL NATIVISTA URUGUAYO

La Güeya

Pulpero, eche caña,
caña de la güena,
yene hasta los topes ese vaso grande,
no ande con miserias.

Tengo como un juego
la boca de seca,
y en el tragadero tengo como un ñudo,
que me áhuga y me apreta.

¡Deme esa guitarra…
¡Quien sabe sus cuerdas
no me dicen algo que me dé coraje
pa echar esto ajuera!…

Hoy de madrugada
yegué a mis taperas,
y oservé en el pasto mojáo po´el sereno
yo no sé que güeyas…

Tal vez de algún perro…
pero ¡de ande yerba!
si al lao de mi rancho no tengo chiquero,
ni en mi casa hay perra…

Dentré, y a mi china
la encontré despierta…
pulpero, eche caña que tengo la boca
lo mesmo que yesca…

Yo tengo, pulpero,
pa que usté lo sepa
la moza más linda que han visto los ojos
en tuita la tierra.

Con eya mi rancho
ni al cielo envidéa…
pero eche otro vaso pa ver si me olvido 
que he visto una güeya...

 

CANTADO POR GARDEL

Gardel grabó en Buenos Aires en 1927, ¡HOPA… HOPA… HOPA!, con música de Roberto Fugazot cantando el diálogo con un arriero que personifica el desengaño. Había sido publicada en “El terruño” en 1920.

¡HOPA… HOPA… HOPA!

Cuasi anochecido, cerquita e mi rancho,
cuando con mis penas conversaba a solas,
sentí ayer ruidaje como de pezuñas
y el grito campero de ¡hopa!, ¡hopa!, ¡hopa!…

Salí, y en lo escuro vide uno de poncho
yevndo a los tientos lazo y boleadoras,
que al tranco espacioso de un matungo zaino
arriaba animales que parecían sombras.

- “Paresé, aparcero, paresé y disculpe -,
le dije: - ¿Que bichos yeva en esa tropa.?
- “Voy pala tablada de los gauchos zonzos
a venderles miles de esperanzas gordas”.

- “Si el mercado promete y engolosinado
guelve po´estos pagos en procura de otras,
no olvide que tengo mis potreros yenos,
y que hasta e regalo se las cedo todas”...

Sonriose el tropero, que era el Desengaño,
talonió el matungo derecho a las sombras,
y áun trae a mis óidos el viento e la noche
un  grito campero de “¡hopa!, ¡hopa!, ¡hopa!”.

 

COMO QUERRÍA MORIR

En 1922 redactó el poema que puede ser considerado su testamento poético:

Mi Testamento

Cuando me esté muriendo
saquenmén campo ajuera, 
Y al lao de una cañada
onde corra un hilito de agua fresca, 
ande el trébol de olor y la gramiya
se le brinden al cuerpo como jerga,
y haiga una mata e pasto
pa dejar cáer sobre eya la cabeza,
dejenmén solo yí… ¡Solita mi alma!
Pa que naides se entere ni me sienta
lo que esté po´empacárseme del todo
el corazón que a gatas si trotea.
¡Yo no quiero morir dentro e mi rancho
como muere el peludo entre la cueva!
Quiero sentir bajo la luz del cielo 
la caricia e la tierra
que jue siempre pa mi como una madre
y ha e recoger mis güesos lo que muera;
quiero oir cantar, cuando el sudor me avise
que me aguaita la autera,
sobre el ombú de mi choza la calandria
que tantas veces consoló mi pena;
quiero ver retozar a los baguales
que la yeguada encela
pa recordar los que montaba en pelos 
al salir disparando e la manguera;
quiero seguir el vuelo e las torcazas
cuando a la tarde los cardales dejan,
y van, buchonas, procurando el nido
ande Amor, arruyando, las espera.
Quiero aspirar, cuando a morirme vaya, 
los perfumes que al viento dan las sierras,
y enyenando los ojos de azul cielo,
al darle al sol mi adiós lo que se escuenda,
pedirle pa la zanja en que me entierren
su primer rayo e luz cuando amanezca…

¡No me dejen morir dentro e mi rancho
como muere el peludo entre la cueva!
¡Déjenmé agonizar a campo abierto,
la cara al cielo guelta,
pa verla bien, lo que la noche se haga, 
a la adorada estreya
que les robó la luz a unas pupilas
que envenenaron tuita mi existencia!...


VIENDO LLEGAR EL FINAL
 
Para Gamallo Fierros, una de las últimas composiciones del poeta, escrita en la segunda mitad del año 1923 o en la primera de 1924:

¡ECCE HOMO!

Jesús, Nuestro Señor; vos que aprendiste 
desde la triste soleda del Güerto,
hasta el arisco cerro del Calvario,
lo que son sufrimientos.
Si aún le tenés querencia a los mortales,
dame juerzas a mi, que de ir subiendo 
el Calvario e la vida,
no me alcanza un resueyo a otro resueyo…
Vos no perdiste, como yo, a una madre,
ni como yo has besaó a un hijo muerto;
ni jué pa vos la rubia pecadora
la que pa mi la china de mis versos…
También yo padecí sé de quereres
y naides refrescó mis labios secos,
y no faltó quien el costao me abriera
con la chuza el desprecio;
también a mi sin asco me estaquiaron
en la cruz de los celos…
y no sintieron de unos rulos suaves
el beso alentador mis pies yertos!…

 

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